Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerteeeeeeeee...
Como ya sabéis, voy a una academia los sábados para preparar las oposiciones (que, por cierto, ya me están empezando a agobiar; ¿eso es bueno?). Y como hemos tenido "vacaciones", ahora toca recuperar los sábados navideños, y esas recuperaciones son los sábados por la tarde. Así que durante tres sábados, sesión intensiva de 8 horas. Ya hemos recuperado dos, y como para el último la profesora (tenemos tres distintos) dijo que si la queríamos cambiar para un viernes por la tarde, pues se montó la batalla campal. ¿Por qué? Porque unas cuantas pavas de mi clase (pavas en el peor sentido, claro) querían cambiarla porque 8 horas el mismo día les parecían muchas. Y a mí no me daba la gana. Y ellas a insistir, porque como el resto de la gente decía que le daba igual un día que otro, pues como a mí no me daba igual, se quedaba en sábado. Y como no conseguían convencerme... ¡¡¡se chivaron al director de la academia!!! ¡Qué fuerte! Cuando el director me llamó para preguntarme por qué no la quería cambiar casi lo flipo. ¡Se habían chivado! ¡¡¡Yupi, volvemos a tener 8 años!!!
Por lo visto, éstos somos nosotros en la academia. ¡Vuelta al cole!
Ah, el desenlace: como resulta que no era el cambio para este viernes, y como para el próximo es la profesora la que no puede, se queda en el sábado. Vamos, que tanto rollo para nada. Si le hubiesen preguntado a la profe primero... Qué listas que son. (Nota: si recordáis que os comenté durante la carrera algunos problemas para cambiar unos exámenes de fecha, que yo no quería cambiar, enhorabuena, porque este rollo es con la misma pava que aquella vez. ¿Estará resentida desde aquello?).
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