¡He vuelto! Y, aunque no lo parezca, los comentarios amenazantes no han tenido nada que ver.
Pensaréis: ¿qué habrá hecho este tío con sus dos meses de vacaciones? Pues muchas cosas.
Capítulo 1: la mudanza.
Situación: final de curso. Estrés a tope: exámenes corregidos para ayer, notas puestas, evaluaciones, reuniones, memorias... Y mis gañanes que me dicen que van a hacer cena con sus amiguitas otra vez. Así que ya me cabreo y le digo a Gañán1 que estoy harto de no poder dormir, que vaya cara y esas cosas, y lo dejé acojonado en un sillón sin saber qué decir (y la fiesta a las 0:15 había acabado sin que tuviese que salir de la habitación a quejarme. Lástima que no lo hice antes).
Estaba yo aún con mis cabreos cuando tuvimos reunión de departamento en la que elegimos los grupos para el próximo curso. Aunque mi querida jefa no contó conmigo porque me dijo que no sabía quién iba a estar ahí el año que viene (lo cual es verdad, pero era al 99% que nos quedábamos uno de los dos provisionales). Y entre eso, que ya venía cabreado de casa, y que mi jefa venía cabreada de otra reunión, tuvimos una bronca descomunal en la que ambos nos dijimos de todo; sobre todo yo le dije cuatro verdades que le fastidiaron mucho, pero es lo que tiene haber vivido muchos años con un jefe de departamento, que me sé sus funciones de memoria. Al volver en septiembre apenas nos hemos saludado, pero supongo que las aguas volverán a su cauce poco a poco.
Y, al fin, llegaron las vacaciones. Pero entonces me tocaba hacer dos cosas: irme otra vez a casa de mis padres (¡horror!), y dejar el piso de Azuqueca. Me costó dos días enteros y muchos viajes al coche, pero conseguí meterlo todo aunque llevaba el coche hasta arriba de una forma muy poco segura y que no me gustaba mucho, pero no había otra. Ay, qué pena me dio dejar mi primer piso a pesar de todo... (por cierto, los gañanes se habían marchado ya el día anterior y ni siquiera se despidieron de mí).
Capítulo 2: de vuelta en Zamora.
No sabía muy bien cómo enfocar el verano, porque después de haber vivido todo un año en total independencia, volver a casa de tus padres es un paso atrás. Además, teniendo en cuenta que me tiraba de los pelos en cuanto estaba allí más de una semana en vacaciones, me temía lo peor. Menos mal que me planifiqué genial las vacaciones: una semana en Za, una por ahí, una en Za, una por ahí y así sucesivamente. Así que he ido a muchos sitios y me he gastado una de choja... mejor ni pensarlo, porque bien gastada está.
Capítulo 3: en Galicia.
Aquí, nada interesante. Me fui por voluntad propia al pueblo, ya que sólo íbamos a estar una semana, y para ir poco tiempo realmente me gusta, porque la zona está genial, es muy tranquila y todo está verde. Además, así se puede ver a la familia que sólo ves de año en año.
Capítulo 4: en Albacete-Alicante-Granada.
Le había prometido a Lopa una visita en Granada y a Pablo otra en Albacete. Además, María nos convenció para ir un fin de semana a Alicante. Y como todos esos sitios me pillan un poco lejos, pues decidí hacer todo en el mismo viaje.
Albacete es una ciudad con mucha vida pero que realmente no tiene nada. Aún así, me trae buenos recuerdos porque, aparte de haber vivido allí un año y medio, fue donde aprobé las oposiciones. ¡Como para no tener buenos recuerdos de esta ciudad! Así que fui un jueves, vi a Pablo, salimos por la tarde y el viernes nos marchamos los dos para Alicante, donde habíamos quedado con María y Dani.
Alicante es un sitio estupendo para el verano, porque tiene playa y mucho ambiente. ¿Qué hicimos? Ir a la playa y salir. Además nos invitaron a paella en una terraza estupenda. Y no me quemé como la otra vez (fui más listo y, aparte de llevar una crema mejor, llevé también una sombrilla). Y el domingo, directo a Granada.
Granada es una ciudad muy bonita (aunque hay otras que me gustan más, pero es recomendable), pero que te da mucha sensación de inseguridad. De hecho, por ciertas zonas incluso los vecinos han puesto pancartas en los balcones alertando a los turistas del peligro. Yo no tuve problemas, y me lo pasé muy bien, sobre todo porque tenía muchas ganas de ver a Lopa, al que hacía ya casi un año que no veía (en Granada también había estado una vez de pequeño. De hecho, me estoy dando cuenta de que este verano no he ido a ningún sitio nuevo, ¡habrá que arreglarlo!). Fui a la Alhambra (obviamente. Además, para los matemáticos es un sitio especial por las teselaciones allí presentes), y el resto de días Lopa me llevó a sitios guays, con buenos miradores, buenas tapas... Lo malo: la caló. El día más fresco hizo ¡42 grados! No he bebido tanto líquido en mi vida.
Y otra cosa que hice en Granada: perseguir coches camuflados. Era algo que tenía muchas ganas de hacer, porque ya conocéis mi frikismo con los coches y nunca había visto un modelo camuflado (es un modelo que prueban por diferentes sitios antes de sacarlo a la venta, y para que no se sepa cómo es lo tapan parcialmente). Entre otros, vi los nuevos Jaguar XF y Porsche Panamera. Y conocí a un forero encantador que me llevó a unos sitios estupendos especialmente para "ir de caza". Gracias, Fiorano. (Las fotos las podéis ver en Cochespias).
Un par de fotos de la Alhambra
Teselaciones en la Alhambra
El resto de las vacaciones os las cuento en la próxima entrega, que si no me queda esto un poco largo, porque todavía voy por el 2 de agosto.