Mi viaje a Italia, día 4 de abril
Este día tocaba ir al pueblo de Pablo, para desde allí continuar las visitas. Pero como estaba yo un poco hecho polvo, llegué tarde al tren. Pero bueno, como allí hay un montón de trenes, pillé otro a la hora siguiente.
Me encontré con Pablo en Bolonia, y no podíamos desaprovechar la oportunidad de ver esta ciudad; mi primera visita turística. Y es preciosa, hay un montón de edificios chulos y está todo lleno de soportales (que me encantan).
La comida fue muy curiosa: allí hay un montón de sitios de comida rápida, pero es que es tan rápida que sólo la pides, y te la tienes que comer en la calle (o en un parque, o donde pilles).
Dimos por allí una vuelta y nos dimos cuenta de una cosa: como antes (hace siglos) no había coches, y no podías presumir con el vecino a ver quién tenía el más grande, pues los que tenían pasta se hacían su propia torre. ¡Está todo lleno! (y no sólo en Bolonia, es casi generalizado para todo el norte de Italia). Incluso hay una medio caída, que como iba a ser enorme y se empezó a inclinar, pues hicieron otra al lado (habrá 5 metros de separación), la más alta de Bolonia. Eso sí, la vista es impresionante.
Bolonia
Y después de dar una vuelta, pillamos el tren y fuimos a Ferrara, el "pueblo" de Pablo (entre comillas porque son 130.000 habitantes). Allí ocurre una cosa muy curiosa: todo el mundo va en bici, y cuando digo todo el mundo, es todo el mundo. ¡Hasta las abuelas de 90 años! Y hablan por el móvil a la vez, y cuando llueve también llevan el paraguas a la vez; todo un espectáculo. De verdad que no se puede explicar con palabras, eso hay que verlo.
Y nada, dimos una vuelta por allí con la bici (como no podía ser de otra manera), y vimos la ciudad (que también está chula). Lo mejor fue al salir de la catedral: había allí sentado un grupo de españoles (obviamente se veían desde lejos), con la bandera española con el toro, y gritando. Salimos de la catedral y nos gritan "¡eh, capisco!". Me acerco y les suelto "¡pero comportaos un poco, por favor!". Planchados se quedaron; no eran los únicos españoles del lugar.
Y a la hora de cenar, quedamos con sus amigos españoles, para celebrar una cena de despedida. Después fuimos un ratillo a un bar (de los 5 que hay, no es coña), que estaba bastante bien. Además, como en Italia está prohibido fumar en casi todas partes, no tienes que tirar la ropa a la basura cada vez que sales, una gozada. Pero nos quedamos poco rato, que al día siguiente tocaba viaje a Florencia y había que madrugar.
Ferrara
2 comentarios
Chandler M. Bing -
Dentro de poco habrá más fotos, estad atentos a vuestros monitores.
Rocío -
Ole ahí con el buen tiempo y todo, manga corta, qué tío! Yo en Finlandia más bien iba al extremo contrario, jeje
Esperando a que llegue el \"Día 5 de abril\", un beso!